En un mundo donde muchos sueñan con ganar la lotería para cambiar su vida, comprarse una casa de lujo o recorrer el planeta, una pareja canadiense de avanzada edad demostró que la verdadera riqueza no siempre está en lo material.
Corría el año 2010 cuando Violet y Allen Large, una entrañable pareja de Nueva Escocia, Canadá, se llevaron una sorpresa monumental: habían ganado más de 11 millones de dólares en la lotería. A sus más de 70 años, cualquiera hubiera pensado que había llegado su momento de vivir cómodamente, de rodearse de lujos y comodidades. Pero ellos tenían un plan muy diferente.
En apenas cinco meses, el dinero ya no estaba en sus manos. Lo habían donado absolutamente todo. La decisión, lejos de impulsiva, fue completamente meditada. “No lo necesitamos”, dijeron. “Tenemos lo que necesitamos: el uno al otro”.
Tras asegurarse de que sus seres queridos estuvieran bien —hijos, sobrinos y personas cercanas— destinaron el resto a causas que, para ellos, realmente importaban: hospitales, iglesias, cementerios, servicios de bomberos, bancos de alimentos y organizaciones benéficas. Una parte importante fue donada al hospital donde Violet estaba siendo tratada por cáncer, como muestra de gratitud por la atención recibida.
“Se está haciendo mucho bien con ese dinero”, dijo Violet con una sonrisa sincera. Allen, su inseparable compañero de vida, añadió: “Somos nosotros los afortunados. Tenernos el uno al otro vale más que cualquier premio”.
Esta historia, que conmovió a miles de personas en todo el mundo, es un ejemplo poderoso de desprendimiento, amor y generosidad desinteresada. En tiempos donde la codicia muchas veces eclipsa la empatía, el gesto de Violet y Allen nos recuerda que dar puede ser mucho más enriquecedor que recibir.
Una historia que no solo habla de una fortuna ganada, sino de un legado de bondad que sigue inspirando a día de hoy.